martes, 24 de mayo de 2011

Visiones, vivencias.

Es tan bello como extraño participar en este recuerdo

Es tan bello como extraño, seguir descubriéndote día a día
Es tan extraño, tan bello resaltar tu esencia, en el recuerdo
Es tan bello, tan extraño como el cariño que sigues derrochando
Igual viva...que viva,
Porqué...
Tu latido sigue vivo, más allá de la muerte
Tu fortaleza sigue presente, más allá de la vida
Es tan bello, tan extraño...
Como agradecerte amiga...
Toda la vida en la Muerte y...
Que la muerte de vida
Es muy bello, muy extraño...
renunciar a que estes viva

Os quiero

Rosario Rodríguez Wert

domingo, 15 de mayo de 2011

Concha del Sur, de Cuca Alvarez-Dardet

Aunque la sangre que le corría por las venas era mitad andaluza, gracias a su madre Dña Concha, el destino hizo que amara esta tierra en su totalidad. Y fue eso, el amor a Carlos, lo que le hizo descubrir lo que aquí había.

Desde luego tuvo suerte, no solo por Carlos, sino porque llego aquí en primavera, en plena Feria de Abril y el impacto fue tremendo, que yo lo vi y lo compartí.



Resistirse al amor en plena primavera sevillana es tarea imposible: olores y colores, alegría y ritmo, risas y charlas, todo ayudó. De esta mezcla tan peculiar de amor y estímulos nació Marina, mi querida Marina.


A Concha le gustaba venir. Poco a poco fue incluyendo en su vida cosas "tan de aquí" que al poco tiempo se sentía como pez en el agua. Le gustaban las sevillanas y la marcha Amarguras (felizmente compuesta por un valenciano, Font de Anta ), pasear por la calle Betis y el Parque de Maria Luisa, ir de compras al centro con Marina, el pescaito frito y la regañá, vestirse de gitana, el día de Reyes y por supuesto estar con nosotros, su sureña familia: sus cuñadas y cuñados, sus sobrinos y últimamente con Álvaro, Luna y Pablo sus sobrinos nietos a los que miraba con ternura y con cierto grado de anticipación a su sueño de abuela.

Cada vez que podía iba a Cádiz a buscar los orígenes de su madre, pasamos un fin de año en Granada, un verano en El Rocío (Huelva), dos en Málaga, adoraba el aceite de oliva virgen de Jaén y Córdoba fue el lugar de sus primeros encuentros con Carlos.

La echaran de menos en Valencia, Alicante, Madrid y muchas partes de Europa, pero siempre habrá un andaluz al lado de su recuerdo.


Con mi amor, Concha, y algo muerto en el alma como dice una  famosa sevillana.

Cuca

martes, 10 de mayo de 2011

El recuerdo de Sevilla, de Masu Alvarez-Dardet

Sí cierro los ojos el primer recuerdo es el cumpleaños de Susana. El año que nació Sergio ya estaba embarazada de ti, su sonrisa, su mirada esto es lo que nos cautivo a "los de Sevilla".
Era una organizadora nata, feminista, trabajadora, amiga de sus amigos pero lo verdaderamente importante para mí fue su cariño, su presencia a lo largo de tantas navidades buenas y malas, sus charlas pero también sus silencios, sus novedades: saquito de semillas para el cuello, maquinistas, libro digital y muchas cosas más, y sus abrazos cuantas veces nos hemos abrazado sin decir nada pero comunicándolo todo, unas lágrimas, dos besos y a seguir para delante.
Este verano cuando estuvisteis aquí, como miraba a los niños, cuanta ternura, cuanto cariño, con este mismo cariño te vamos a recordar siempre, porque en eso consiste la inmortalidad, en dejar un hueco de amor y ternura en el corazón de los que te quieren.
La vida sigue sin ti, esa es la putada, pero tu fuerza y tu presencia nos ayudan a mirar hacia delante. Te queremos siempre.

Masu.

viernes, 6 de mayo de 2011

Un brindis por Concha

Querida Marina, te envío una historia, una pequeña historia, que podría ser una casualidad de esas que parece haber tantas en la vida, pero algunas personas preferimos vivir estas historias desde el ángulo de los misterios de la vida,

"Era la noche del 8 de Abril, estábamos en la cena del Congreso de Lactancia Materna en Ávila. Sobre las once y media de la noche decidí volver ya al hotel y en el regreso coincidí con dos Isabeles muy queridas por Concha. Cuando estábamos entrando por la puerta del hotel una de las Isabeles dijo "¿no sentís mucho calor?"....y si, realmente yo me sentía acalorada pese a que, como es habitual en Ávila, la noche había refrescado...Delante del hotel, en la acera de enfrente, en plena calle, había unos bancos y fuimos hacia ellos. De camino pensamos que podríamos tomarnos una copa en esos bancos callejeros. Nos costo un poco pero al final conseguimos tres esplendidos Gin-Tonic en unas copas enormes y con ellos nos salimos a los bancos. Las personas que pasaban por la calle nos miraban extrañados probablemente pensando  que hacían tres mujeres ya maduritas, a esas horas, en la calle, casi, casi de botellón.

Comenzamos a hablar de la experiencia de la muerte de seres queridos, de las distintas formas en las que se puede vivir la muerte de los que amamos. Allí con el Gin-Tonic en la mano brotaron palabras conmovidas, emocionadas y gratificantes sobre aquellos que se habían ido, algunos demasiado pronto. En cierto momento empezamos a hablar de Concha, pero no hablamos de su enfermedad, hablamos de su capacidad, de todo lo que nos enseñaba cada día, de todo lo que había hecho, de todo lo que quedaba por hacer. La recordamos en algunas reuniones memorables en las que con muy pocas palabras había sabido hacerse con situaciones muy complicadas. Poco a poco se fueron uniendo a nosotras y a nuestros Gin-Tonic  callejeros otras mujeres que volvían del congreso y seguimos hablando de Concha con cariño y admiración. En cierto momento brindamos por ella, fue un brindis espontáneo. Nuestras copas se unieron y nos salió "por Concha". Cada vez hacía mas frió en esos bancos, cada vez estábamos mas acurrucadas buscando calor. A la 1:30 ya del día 9 de Abril entrábamos, casi tiritando, en el hotel. En la puerta dije que por mas años que viviera nunca podría olvidar ese Gin-Tonic.

A las 7:30 de la mañana del 9 de Abril me llegó un SMS de Tula:" A las 0:30  de forma rapidísima y sin sufrimiento ha fallecido nuestra querida Concha. No tenemos palabras". Lo primero que vino a mi cabeza fue la celebración de la víspera, ese Gin-Tonic compartido mientras Concha nos dejaba, ese Gin-Tonic dedicado a ella. Verdaderamente, por más años que viva nunca olvidaré ese Gin-Tonic que Concha, sin que lo supiéramos, estaba compartiendo con nosotras, despidiéndose de la vida con la misma intensidad con la que se entregaba a ella todos los días"

Un beso y todo mi cariño,

Keka