Querida Concha :
Esta es la carta que no hubiese querido escribirte nunca, porque el afecto, la empatia, la complicidad, la proximidad...todo lo que en ella pueda decirte, se habria ido manifestando, poco a poco, con la ayuda del tiempo.
No ha sido así. El ser humano va deprisa, actuamos dejando los asuntos para más tarde y casi siempre guardamos para después los sentimientos que deberíamos haber manifestado en el momento adecuado.
Quiero que sepas que soy feliz de tener a Marina. La quiero muchísimo. Es un regalo para todos nosotros, y sé, que lo que ella es, una gran parte, es cosa tuya; fuiste su ejemplo y conoció tu actitud comprometida ante la vida. Gracias.
Siento un dolor profundo, como una punzada fija en el centro de mi ser, al pensar que no volveremos a verte, a no poder gozar de tu persona, que no podremos compartir tus proyectos, a no disfrutar de la serenidad que irradiabas.
Pero sé, desde mi fe, que eso no es así, que ahora nos abarcas por completo, y es cuando realmente estás más íntimamente unida a nosotros, a los que te queremos, y sé que nos ayudaras a afianzar el cariño que te tenemos y el amor que nos une a todos los que tu querías, y sé, que cuando afloje algo éste dolor que sentimos, nos daremos cuenta de que tú estás ahí, junto a nosotros, formando parte de nuestras vidas, que nunca te has ido, que llenas nuestra casa, y que formas parte de nuestras alegrías, porque mientras nuestros corazones te nombren, se creará una fuerza que será capaz de retenerte con nosotros.
Cuídanos, Concha, desde tu nuevo hogar, y sobre todo, a éstos dos niños tan especiales que tenemos, y a los que tanto amamos.
Un abrazo inmenso.
Mercedes
Esta es la carta que no hubiese querido escribirte nunca, porque el afecto, la empatia, la complicidad, la proximidad...todo lo que en ella pueda decirte, se habria ido manifestando, poco a poco, con la ayuda del tiempo.
No ha sido así. El ser humano va deprisa, actuamos dejando los asuntos para más tarde y casi siempre guardamos para después los sentimientos que deberíamos haber manifestado en el momento adecuado.
Quiero que sepas que soy feliz de tener a Marina. La quiero muchísimo. Es un regalo para todos nosotros, y sé, que lo que ella es, una gran parte, es cosa tuya; fuiste su ejemplo y conoció tu actitud comprometida ante la vida. Gracias.
Siento un dolor profundo, como una punzada fija en el centro de mi ser, al pensar que no volveremos a verte, a no poder gozar de tu persona, que no podremos compartir tus proyectos, a no disfrutar de la serenidad que irradiabas.
Pero sé, desde mi fe, que eso no es así, que ahora nos abarcas por completo, y es cuando realmente estás más íntimamente unida a nosotros, a los que te queremos, y sé que nos ayudaras a afianzar el cariño que te tenemos y el amor que nos une a todos los que tu querías, y sé, que cuando afloje algo éste dolor que sentimos, nos daremos cuenta de que tú estás ahí, junto a nosotros, formando parte de nuestras vidas, que nunca te has ido, que llenas nuestra casa, y que formas parte de nuestras alegrías, porque mientras nuestros corazones te nombren, se creará una fuerza que será capaz de retenerte con nosotros.
Cuídanos, Concha, desde tu nuevo hogar, y sobre todo, a éstos dos niños tan especiales que tenemos, y a los que tanto amamos.
Un abrazo inmenso.
Mercedes
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