viernes, 9 de septiembre de 2011

Desde el OSM compartiendo sobre Concha

Maestra y compañera, jefa y colega, persona admirablemente generosa, cabal, empática y amiga, Concha Colomer Revuelta ha sido y seguirá siendo, un ejemplo y referente para nuestro trabajo en el Observatorio de Salud de las Mujeres del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.

Para su creación en 2005, Concha comenzó dibujando el Observatorio con el objetivo fundamental de disminuir las desigualdades y los sesgos de género que afectan de modo especialmente negativo la salud de las mujeres y empobrecen la vida de los hombres y de la sociedad en su conjunto.
Para la confección del Observatorio, Concha llamó a participar a cuantas personas podían contribuir: personas expertas de distintos ámbitos, profesionales de la salud y del campo sociosanitario, organizaciones sociales y de mujeres. Consiguió construir una estructura compartida para el análisis, la reflexión y el consenso de propuestas para la acción.

Su concepción abarca más allá de las tareas de un observatorio al uso. Concha promueve y facilita la implicación de las personas y la participación de las entidades. Convoca y destaca el papel de las Comunidades Autónomas. Piensa en clave nacional e internacional. Concha contempla lo global descendiendo a lo particular. Teje redes y alianzas. Construye realidades impulsando acciones coordinadas que alcanzan a la ciudadanía logrando un impacto positivo.
Concha creía profundamente en la participación y nos contagió a todas.  Su respuesta ante las dificultades siempre se acompañaba de grandes dosis de tolerancia y habilidad para el consenso: “Démosle una vuelta más” –decía- y finalizaba la reunión o el documento con la aproximación y el acuerdo de todas las partes.

Concha tenía un toque de Maga. Muchas veces, en “ese darle la vuelta”, conseguía dar luz a aspectos que se encontraban encallados, sin salida. Te sorprendía poniendo en cuestión todo un documento, lo deconstruía para lograr colocar todas las piezas y que encajaran perfectamente con todo su sentido.

Concha era genial. Presentaba de la forma más sencilla los temas más complejos. La frase “No podemos basarnos en la opinática” la empleaba para evitar el camino equivocado de elevar las opiniones particulares a la categoría de ciencia, sin que nadie se molestara. Ella tenía firmes convicciones éticas y criterios técnicos. Su fortaleza se basaba en la evidencia científica, en el mejor conocimiento disponible, en las buenas prácticas existentes. Y disfrutaba compartiendo ciencia y realidades.

Así lo hemos podido comprobar con los mensajes recibidos tras su muerte. Personas, entidades y organizaciones relacionadas con la violencia de género, la salud sexual y reproductiva, la atención al parto y nacimiento, y determinadas dolencias que afectan a las mujeres, han expresado su lamento emocionado por la pérdida inesperada y temprana de Concha y su deseo de continuidad en estas líneas de trabajo.

Trabajar desde este enfoque y con el estilo de dirección de Concha ha sido para todas nosotras una oportunidad de conocer otra forma de gestión en la administración. Nuestras distintas trayectorias profesionales en el Departamento nos permiten comparar y reconocer el auténtico camino para que las ideas, la normativa y los documentos no queden relegados a meras buenas intenciones y pasen a ser hechos.

La pena, la tristeza y el dolor por su muerte no nos impedirá, muy al contrario, seguir con las líneas de trabajo emprendidas por y con ella, que sigue con nosotras. Estamos dispuestas y pedimos vuestro apoyo.

Concha, siempre te recordaremos con inmenso cariño y agradecimiento, sintiéndonos privilegiadas por haber trabajado contigo y disfrutado de la complicidad de las ganas de vivir y de ser útiles a quienes nos debemos. Gracias Concha.

Equipo del OSM:
Rosa Mª López, Isabel Saiz, Isabel Espiga, Sonia Peláez y Celia Juárez