viernes, 3 de junio de 2011

A Concha, de Diego Ortiz


Puedes reír. Yo te dejo
reír, aunque no puedas
Jaime Sabines

La recuerdo de pie en la Candelaria, mirando las verdes montañas bogotanas y sonriendo…y hablando sobre el parecido de una cosa con otra; de un sitio con otro. Pero sólo miraba su recuerdo familiar y hablaba de su casa ancestral: de su familia, de su madre y de la abuela en la vieja España.
Preguntaba por todo y miraba todo, era delicioso su sentido de admiración y temor; la Candelaria es el barrio más antiguo de Bogotá; aquí se fundó a la manera española nuestra ciudad. Sus calles empedradas y chiquitas le sacaban sonrisitas; la gente y su bullicio le parecían en carnaval, la amabilidad era para Concha algo fabulario: preguntaba y preguntaba porque siempre había un gracias, eso le gustaba.
Al pie de las montañas y en el centro de nuestro mundo, así la veo entre las calles contaminadas y tumultuosas. De esta forma la quiero recordar. Comparto el dolor de las montañas y el llanto de nuestros adoquines por su partida, con lo cual quiero extender mi abrazo a su familia para contarles cómo nos encantó con su presencia.

Diego

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