miércoles, 20 de abril de 2011

Carta de Mercedes Muñoz

Querida Concha :

Esta es la  carta que no hubiese querido escribirte nunca, porque el afecto, la empatia, la complicidad, la proximidad...todo lo que en ella pueda decirte, se habria ido manifestando, poco a poco, con la ayuda del tiempo.

No ha sido así. El ser humano va deprisa, actuamos dejando los asuntos para más tarde y casi siempre guardamos para después los sentimientos que deberíamos haber manifestado en el momento adecuado.

Quiero que sepas que soy feliz de tener a Marina. La quiero muchísimo. Es un regalo para todos nosotros, y sé, que lo que ella es, una gran parte, es cosa tuya; fuiste su ejemplo y conoció tu actitud comprometida ante la vida. Gracias.

Siento un dolor profundo, como una punzada fija en el centro de mi ser, al pensar que no volveremos a verte, a no poder gozar de tu persona, que no podremos compartir tus proyectos, a no disfrutar de la serenidad que irradiabas.

Pero sé, desde mi fe, que eso no es así, que ahora nos abarcas por completo, y es cuando realmente estás más íntimamente unida a nosotros, a los que te queremos, y sé que nos ayudaras a afianzar el cariño que te tenemos y el amor que nos une a todos los que tu querías, y sé, que cuando afloje algo éste dolor que sentimos, nos daremos cuenta de que tú estás ahí, junto a nosotros, formando parte de nuestras vidas, que nunca te has ido, que llenas nuestra casa, y que formas parte de nuestras alegrías, porque mientras nuestros corazones te nombren, se creará una fuerza que será capaz de retenerte con nosotros.

Cuídanos, Concha, desde tu nuevo hogar, y sobre todo, a éstos dos niños tan especiales que tenemos, y a los que tanto amamos.

Un abrazo inmenso.

Mercedes

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